Orígenes de la polifonía
El organum primitivo
La polifonía fue una técnica de amplificación y recreación del repertorio gregoriano, del mismo modo que los tropos. Su origen no puede fecharse con claridad: las primeras noticias que tenemos nos las dan los teóricos del siglo IX, pero el uso de la técnica venía de atrás. Entre los siglos IX y XI numerosos tratados hacen referencia al organum (nombre habitual de la técnica polifónica), pero apenas se conservan libros de canto que lo incluyan, lo que hace pensar que se trataba de una práctica de improvisación. Entre esos tratados se encuentran Musica enchiriadis (Manual de música) y Scholia enchiriadis (Comentarios al manual), anónimos, del siglo IX. Guido d’Arezzo estudia algunas características del organum en su Micrologus, de hacia 1030; en el límite entre los siglos XI y XII hay dos tratados importantes, el De Musica de John Cotton y el anónimo Ad organum faciendum (Cómo hacer polifonía). En estos tratados se diferencian varias técnicas de organum:
- Organum paralelo.
Es la forma más antigua; consiste simplemente en que una voz, llamada voz organal, dobla la melodía gregoriana a distancia de quinta o cuarta, habitualmente inferior. Si alguna de las voces, o ambas, se doblaban a la octava, se formaba el organum compuesto.
- Organum paralelo modificado.
Similar al anterior, pero finalizando (y generalmente también comenzando) al unísono. Esto obligaba a tener en cuenta el movimiento oblicuo, directo y contrario, además del paralelo; también a considerar el uso de las disonancias (terceras y sextas) y su función, especialmente en las cadencias. Era la forma habitual a comienzos del XI.
- Organum libre.
La voz organal no dobla la melodía original, sino que avanza a la par que ella en distintos intervalos, con predominio de octavas, quintas y cuartas, y con diversidad de movimiento. Se desarrolla en la segunda mitad del XI. Habitualmente se le llama discantus, tanto a la voz organal como a la técnica en sí misma.
La polifonía aquitana
Durante el siglo XII se desarrolla una importante escuela polifónica en Aquitania (sur de Francia), con prolongaciones hacia el sur, especialmente en la península Ibérica. La polifonía aquitana utiliza dos nuevas técnicas:
- Organum melismático o florido.
La voz principal canta la melodía original, alargando las notas, mientras la voz organal desarrolla melismas sobre ella. Frente al organum primitivo, «nota contra nota», el florido utiliza la técnica de «nota contra melisma».
- Discanto desarrollado.
Similar al discanto del organum libre, pero con mayor libertad en ambas voces, presentando una técnica de «neuma contra neuma» en lugar de «nota contra nota».
Las composiciones polifónicas aquitanas no se realizan solamente sobre melodías gregorianas, sino también sobre melodías de composición reciente. Un género importante es el versus, que consiste en una composición completamente original en todas sus voces, habitualmente en estilo de discanto desarrollado. El texto suele estar en verso medido y en forma estrófica, como las canciones trovadorescas de la misma época y lugar, pero en latín.
Entre los códices manuscritos que conservan piezas polifónicas de esta escuela destaca el Libro de Santiago, conocido también como Códice Calixtino, compilado en la catedral de Santiago de Compostela en el siglo XII.
La escuela de Notre Dame
A finales del XII y comienzos del XIII el centro de la actividad musical vuelve al norte de Francia, concretamente a París; son los años de la edificación de la nueva catedral gótica de Notre Dame y del desarrollo de las escuelas y la creación de la universidad. En este ambiente de «modernidad» artística y científica aparece una escuela de músicos, relacionados con la nueva catedral, que desarrollan un estilo polifónico mucho más grandioso que los anteriores.
Las noticias que tenemos sobre esta escuela se deben principalmente al relato anónimo de un estudiante inglés de finales del XIII que se conoce como «Anónimo IV». Este estudiante cita dos compositores, el Magister Leoninus y el Magister Perotinus, de dos generaciones sucesivas, a los que conocemos actualmente con los nombres franceses de Léonin y Pérotin, y de los cuales no tenemos más noticia que su cita en este relato. El estudiante inglés comenta sus técnicas y cita varias de sus obras; hace referencia también a un libro, el Magnus liber organi (Gran libro de polifonía), de Léonin, aumentado y mejorado por Pérotin. Las afirmaciones del Anónimo IV se ven ratificadas por la existencia de cuatro manuscritos que contienen el repertorio al que hace referencia el inglés: uno de ellos procede de París, otro de algún otro lugar de Francia, un tercero de Escocia y el cuarto de Toledo, lo que demuestra la enorme difusión del repertorio de Notre Dame. Actualmente se conservan en Florencia, Wolfenbüttel (Alemania) y Madrid.
La generación de Léonin (finales del XII) asimiló las técnicas aquitanas y creó un nuevo modelo de organum. En este se distinguían tres tipos de secciones: secciones de canto llano, secciones en estilo florido y secciones en estilo discanto. Las primeras correspondían a los pasajes destinados al coro, las dos últimas a los solistas; la técnica florida se aplicaba cuando la voz principal (a la que se denomina tenor) avanzaba de forma silábica o neumática; el discanto se aplicaba sobre los melismas del tenor.
Dado que la polifonía era principalmente asunto de solistas, los cantos tratados de esa manera eran principalmente los cantos responsoriales de la misa: graduales y aleluyas.
Los pasajes de discanto se denominaban clausulae (cláusulas) y se componían varias diferentes sobre un mismo tenor, de manera que los intérpretes podían elegir entre ellas. La generación de Pérotin desarrolló la composición de cláusulas, aplicando nuevos criterios rítmicos; se añadieron también más voces al organum, que podía tener dos, tres o cuatro voces, incluido el tenor.
Las cláusulas podían también interpretarse como composiciones independientes. Esto se vio facilitado por la costumbre de tropar textualmente los melismas de la voz superior de modo que esta adquiría un texto completo con su propia melodía; a este texto se denominó en francés motet (texto), nombre que se aplicó después a la melodía y por último a la forma musical, que, independizada del organum, pasó a denominarse motete.
Un tercer género importante de la escuela de Notre Dame fue el conductus, similar al versus aquitano, en estilo discanto y con todas sus melodías originales. La falta de conexión directa con la liturgia posibilitó que el conductus se convirtiera en vehículo de la expresión musical no religiosa (política, moral, filosófica…) y de este modo en la primera forma polifónica profana.
Las innovaciones de la escuela de Notre Dame, especialmente la adición de más voces polifónicas, llevó a la necesidad de reflexionar sobre el ritmo. Surgió así la primera teoría importante sobre el ritmo musical en occidente, la teoría de los modos rítmicos. Del mismo modo que en poesía se formaban los versos por combinación de pies métricos compuestos de sílabas largas y breves, en música se formaban ordines (órdenes) combinando modos compuestos de dos tipos de notas: longa (larga) y brevis (breve). La teoría de los modos rítmicos llevó también a un uso especial de la notación, conocida como notación modal, que constituye un primer intento organizado de reflejar el ritmo en la escritura musical. En este tipo de notación, el número de notas de cada neuma era significativo en cuanto a la duración de esas notas: diferentes combinaciones daban lugar a diferentes tipos de ritmos, es decir, un mismo signo tenía distinta significación según el contexto en que aparecía.