Historia de la música 4.º

La música en la antigua Grecia

Se suele señalar la cultura de la antigua Grecia como el origen de toda la cultura occidental. El arte, la filosofía y la ciencia que se desarrollaron en Grecia (y en todo el Mediterráneo oriental) desde el siglo VIII AC pusieron la base —pasada también por el filtro romano— para los desarrollos artísticos, filosóficos y científicos de la Europa medieval y moderna.

En música la situación es algo diferente al resto de las artes: aunque la teoría musical griega es abundante y se utilizó la notación musical, la música griega no influyó realmente en la música europea posterior. Sin embargo, el pensamiento musical griego (la filosofía de la música) sí tuvo su continuidad en el pensamiento medieval y moderno de diferentes maneras.

El conocimiento de la música de la antigua Grecia es, pues, importante por varias razones:

Se suele dividir la historia de la antigua Grecia en tres etapas: arcaica (hasta el siglo VI AC), clásica (siglos V y IV AC) y helenística (a partir del siglo III AC). En las primeras, el mundo griego abarcaba el entorno del mar Egeo, es decir, la actual Grecia junto con las costas occidentales de Turquía y las islas del Egeo, aparte de otras colonias. En la etapa helenística, la cultura griega se extiende —tras las conquistas de Alejandro Magno— a los territorios de Siria y Egipto, llegando incluso a Persia y la India, conformando finalmente un «mundo griego» en toda la zona oriental del Mediterráneo. En esta última etapa será cuando se desarrolle de forma definitiva la teoría musical griega, así como la notación. Esta situación se mantiene tras la conquista romana, con la parte oriental del imperio manteniendo la lengua y la cultura griegas.

Sistema musical

La música griega es siempre monódica, tanto la música vocal como la instrumental; es decir, se interpreta sobre una sola línea melódica. El papel de los instrumentos en la música vocal no está claro: podrían doblar la melodía de la voz o variarla, creando así una textura heterofónica, en que diversas líneas interpretan la misma melodía de diferente manera y al mismo tiempo.

La teoría musical griega se centra por tanto en el estudio del ritmo y de la melodía; el objeto principal de estudio es el intervalo. Existían tres intervalos principales, que correspondían a tres proporciones matemáticas simples:

Intervalo Proporción Nombre griego
Octava 2:1 Diapason
Quinta 3:2 Diapente
Cuarta 4:3 Diatessaron

El descubrimiento de estas proporciones se atribuye a Pitágoras, en el siglo VI AC. Estos tres intervalos determinan las unidades principales del sistema griego; para desarrollar las melodías, estos intervalos se subdividían en otros más pequeños. La unidad modal básica es el tetracordo, que consiste en un conjunto de cuatro notas que abarcan una cuarta justa:

Tetracordo

El ejemplo se muestra en orden descendente porque los antiguos griegos exponían su sistema musical siempre en este sentido, desde el agudo hacia el grave.

Las dos notas internas del tetracordo podían afinarse de diferentes formas, dando lugar así a diversos géneros de tetracordo; los intervalos más amplios están siempre entre las notas más agudas, los más estrechos entre las más graves. Los géneros principales de tetracordo son tres:

Géneros del tetracordo

Los tetracordos se combinaban para construir unidades mayores. Esta combinación se podía hacer de dos maneras: comenzando un tetracordo nuevo en la misma nota en que terminaba el anterior; o bien separando ambos tetracordos a distancia de un tono (la diferencia entre la quinta y la cuarta). En el primer caso, se denominan tetracordos conjuntos; en el segundo, tetracordos disjuntos. A estas combinaciones se les llamana sistemas, y la más habitual era la octava, es decir, la unión de dos tetracordos disjuntos del mismo género:

Octava

Las notas principales de la octava forman los intervalos de octava, quinta y cuarta; las otras cuatro notas son de afinación variable, dependiendo del género del tetracordo.

El sistema musical completo abarcaba dos octavas (sistema perfecto mayor) y podía transportarse por semitonos una octava, con lo que la extensión total llegaba a las tres octavas. El ámbito de cada composición no solía extenderse más allá de una octava, escogida entre las diferentes especies que ofrecía el sistema y que eran denominadas con nombres geográficos de regiones de Grecia (dórica, lidia, frigia…).

Sistema perfecto mayor
Sistema perfecto mayor

La notación musical

Cada uno de los posibles sonidos del sistema estaba asociado a un signo. La notación musical utilizaba estos signos; aquí podemos ver los signos correspondientes a las notas del sistema perfecto mayor en el género diatónico:

Signos de la notación musical

Para indicar el ritmo, se utilizaban diversos signos añadidos sobre los que indicaban la altura; estos signos indicaban la duración de la nota respecto a una unidad básica de pulso, como se puede ver en el ejemplo siguiente:

Signos rítmicos

Los instrumentos musicales

A través de la iconografía y otras fuentes conocemos una gran diversidad de instrumentos musicales de la antigua Grecia, de cuerda, viento y percusión. Los más importantes eran tres:

El pensamiento musical

Dos teorías sobre la música de la Grecia antigua influyeron profundamente en el pensamiento musical occidental: la teoría del ethos y la armonía de las esferas.

Ambas teorías tienen su origen en la escuela pitagórica, fundada por Pitágoras en el siglo VI AC. Los pitagóricos sostenían que todo lo que existe está gobernado por proporciones matemáticas, desde el movimiento de los astros hasta el alma humana. La música, cuyos intervalos responden a proporciones matemáticas simples, proporciona el modelo para comprender el universo y al ser humano.

La teoría del ethos (de ἦθος, «carácter» o «comportamiento») fue desarrollada por Damón en el siglo V AC y transmitida posteriormente por el filósofo Platón; defiende que la música puede modificar el comportamiento y la personalidad de los seres humanos, por lo que debe ser la base de la educación y de la organización social. Según Damón y Platón, cada estilo musical provoca un comportamiento diferente, por lo cual ciertos estilos deben ser apoyados y otros prohibidos. Esta idea de la influencia de la música en el comportamiento humano se mantiene durante toda la Antigüedad, atraviesa la Edad Media y es la base de buena parte del pensamiento musical renacentista, hasta desembocar en la teoría de los afectos de la música barroca. Durante el Romanticismo se asignó un ethos a cada tonalidad. En la actualidad se mantiene viva en áreas como la musicoterapia.

En cuanto a la armonía de las esferas, consistía en la creencia en que los astros, en su movimiento a través del espacio, producen sonidos que se combinan para formar música («armonía»). Según los pitagóricos, los intervalos que se formaban eran los mismos que utiliza la música hecha por seres humanos, por lo que el estudio de la música era un camino para el conocimiento del universo. Esta creencia se mantiene hasta la edad moderna; así, Kepler, al enunciar en el siglo XVII las leyes de movimiento de los planetas, seguía afirmando que estos producen sonidos armónicos. La principal consecuencia de esta creencia fue el desarrollo del estudio de los intervalos, que condujo a la moderna acústica.